Voces de la Industria: Montserrat Godínez y el rol de los ingenieros biomédicos en México

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28 Julio 2025 Alina Velázquez

Claves para entender el presente y futuro de la ingeniería biomédica en México.

Si bien la innovación en dispositivos médicos puede parecer un proceso rutinario, lo cierto es que detrás de cada avance y a lo largo de todo el ciclo de vida de estos instrumentos, se encuentra el trabajo esencial de un pilar clave en la industria de la salud: los ingenieros biomédicos. Para profundizar en la relevancia de esta profesión y en los desafíos que enfrenta, conversamos en exclusiva con la ingeniera Montserrat Godínez, presidenta del Colegio de Ingenieros Biomédicos (CIB). Esta entrevista forma parte de nuestra sección Voces de la Industria, un espacio mensual en el que reunimos a las figuras más influyentes y expertas del sector salud.

La especialista, con más de 20 años de experiencia y quien, además de presidenta, es socia fundadora del CIB, recalcó que este organismo tiene tres principales objetivos: incidir en la política pública, ser un ente coordinador y promotor de la innovación tecnológica, y fomentar la profesionalización de la ingeniería biomédica.

La ingeniera celebró que los ingenieros biomédicos ahora tengan la capacidad de influir en la política pública, a través de su participación activa con entidades como Cofepris y la Farmacopea. Todo esto es posible mediante el trabajo del Colegio de Ingenieros Biomédicos. Resaltó, sin embargo, que este logro es fruto de una década de trabajo y dedicación, desde la fundación del CIB en 2015.

La presidenta del CIB también subrayó la importancia fundamental de la ingeniería biomédica, tanto en México como a nivel global. Destacó que estos profesionales son clave en todo el ciclo de vida de un dispositivo médico, abarcando desde la idea e investigación inicial hasta la cadena de suministro completa, que incluye fabricación, almacenamiento, distribución, tecnovigilancia y, finalmente, su disposición final.

Asimismo, señaló que, aunque en México muchos ingenieros se han enfocado en la gestión de dispositivos médicos —como distribución y almacenamiento—, el Colegio brinda herramientas a los distintos perfiles profesionales para que puedan contribuir a la soberanía tecnológica que el país necesita.

“En el CIB desarrollamos ese tipo de herramientas. Hacemos programas en las universidades para que las nuevas generaciones puedan ver todo este abanico de opciones que ofrece la ingeniería biomédica a lo largo de todo ese ciclo”, expresó.

A nivel internacional, los ingenieros biomédicos gozan de una sólida posición y reconocimiento, ya que su presencia es fundamental en organizaciones clave como la OMS y la OPS. En estas entidades, su labor se centra en la creación de programas para dispositivos médicos y la innovación tecnológica, abordando también temas especializados como la ingeniería clínica o el diseño y desarrollo de nuevas soluciones.

Esta participación activa les permite colaborar eficazmente tanto a nivel nacional como internacional, consolidando su rol indispensable en el avance de la salud global.

Vocación crucial, pero con invisibilidad legal

Si bien estos profesionistas son indispensables para la industria de la salud, también enfrentan desafíos para ejercer su profesión en México.

La ingeniera Montserrat Godínez destacó una problemática crucial en el país: la falta de reconocimiento legal de los ingenieros biomédicos. Según dijo, la Ley General de Salud no los considera profesionales de la salud, lo que, en la práctica, los deja en una suerte de “inexistencia legal” dentro del marco normativo.

A juicio de la ingeniera, resolver este problema abriría mejores oportunidades para los ingenieros biomédicos, permitiéndoles acceder a plazas más competitivas y con mayores beneficios, tanto en el sector público como en el privado. Señaló que, si bien México necesita un número considerable de profesionales en esta especialidad para atender los distintos niveles de hospitales, centros de salud e instituciones de investigación, la falta de reconocimiento legal sigue siendo una limitante significativa.

“Como no existimos dentro de la ley, no abren plazas para ingeniería biomédica. No existe como tal ese puesto, entonces sí hay mucho trabajo, pero te pagan no como ingeniero, te pagan como técnico, asistente u otro puesto. Entonces, sí hay muchas oportunidades de desarrollo, sin embargo, el ecosistema no está óptimo para lograrlo”, expuso.

Según la especialista, el segundo gran desafío es que los propios ingenieros biomédicos deben convencerse de su capacidad para crear tecnología propia, a pesar del entorno complejo que atraviesa el país. Sostuvo que es crucial que asuman su rol, no solo en la gestión integral de los dispositivos, sino también en la colaboración con otros perfiles profesionales para impulsar la soberanía tecnológica nacional.

“Otro de los retos más importantes, que yo creo que es más bien cultural, es poder trabajar en equipo. A veces hay demasiados conflictos, intereses, cuestiones directas e indirectas que impiden promover convenios de colaboración entre industria y academia. No hay una política pública de innovación tecnológica que marque una ruta clara, por lo que todo está bastante disperso.

“Hay buenas acciones, pero todavía nos falta mucho para poder entender, ser humildes y realmente conformar grandes grupos de trabajo colaborativo entre industria, academia y sector salud”, opinó.

La ingeniera también dio recomendaciones para los jóvenes que inician su carrera en ingeniería biomédica. Destacó que esta profesión tiene un excelente posicionamiento a nivel internacional, por lo que explorar el campo en otros países puede ser una herramienta invaluable para su desarrollo profesional.

La ingeniera destacó la importancia de conocer otros sistemas fuera del país, ya que esta experiencia permite adquirir nuevas perspectivas y enriquecer el trabajo local. En sus palabras: “Si uno tiene la oportunidad de salir, ver y conocer este tipo de sistemas, creo que es muy conveniente, y después regresar y aportar esas ideas aquí.” Aunque reconoce que no todos regresan, subraya que la esencia de la ingeniería biomédica está en generar soluciones —no solo en forma de dispositivos, sino en todo el proceso— especialmente en un entorno tan complejo y desafiante como el que se vive en México.

Igualmente enfatizó que la innovación no solo se trata de crear dispositivos, sino también de transformar procesos dentro del sector salud. “Se pueden hacer grandes innovaciones, no solo de dispositivos, sino de procesos o cambios significativos en nuestro sector salud. Pero, para eso, hay que estar bien preparados”, recalcó.

Para finalizar, la presidenta del CIB destacó que la ingeniería biomédica es una disciplina multidisciplinaria con una labor muy noble, pues todas las acciones que realizan estos profesionales impactan directamente en el paciente y su salud. 

Resaltó el gran impacto de esta profesión y subrayó la necesidad de contar con más ingenieros biomédicos para fortalecer la salud en México, fomentar la creación de soluciones propias, impulsar la soberanía tecnológica y ofrecer alternativas innovadoras; además, enfatizó la importancia de creer en la capacidad para desarrollar tecnología nacional que responda a nuestras necesidades.

Como cierre, nos dejó un mensaje clave: 

“No es un camino fácil ni sencillo, es bastante complejo. Sin embargo, creo que vale mucho la pena que las nuevas generaciones crean que es posible tener nuestras propias tecnologías, que no solo atiendan nuestras regiones, sino pensar también a nivel internacional”, concluyó.

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