Voces de la industria - Santiago March: Cómo la medicina de precisión transformará el sistema de salud mexicano

santiagomarch
29 Octubre 2025

¿Cómo nuevas tecnologías y regulación impulsan un sistema sanitario inclusivo?

La medicina de precisión ya no es solo un término de vanguardia: para México se plantea como una necesidad urgente. Así lo expone Santiago March Mifsut, director de Nuevas Tecnologías de la Fundación Mexicana para la Salud (FunSalud), en una conversación que abarca regulaciones, equidad, investigación aplicada y el gran reto del cambio cultural en salud.

March es médico egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM, con formación en anatomía patológica en el Hospital General de México. Tras 10 años en el sector público, en el Instituto Nacional de Medicina Genómica, se movió al sector privado, instalando laboratorios de genómica y desarrollando proyectos vinculados con agricultura, ganadería, pesca y pruebas genéticas directas al consumidor. 

Actualmente, como responsable de nuevas tecnologías en la Fundación Mexicana para la Salud, coordina seis ejes de acción: regulación, estudios de opinión, investigación, sensibilización y comunicación, formación y eventos académicos, y validación de nuevas tecnologías.

En ese rol explica que entre los proyectos destacan: desde la receta electrónica, telemedicina, inteligencia artificial en salud, hasta el desarrollo de un mapa de ruta para implementar la medicina de precisión en México.

Un vistazo a la medicina de precisión

March define este campo de la siguiente manera:

“El concepto de medicina de precisión incluye cuatro elementos”.

Primero, el enfoque One Health (“una sola salud”) que integra la salud humana, la salud animal y la del medio ambiente. Segundo, incorpora factores socioculturales y económicos. Tercero, es la convergencia entre ciencias de la vida (genómica, transcriptómica, proteómica, mitonómica, microbiómica, epigenómica) y tecnologías como IA, drones, impresión 3D, realidad aumentada, robótica.

Y cuarto: “que genera intervenciones a lo largo de todas las etapas de la historia natural de la enfermedad”, desde el periodo prepatogénico hasta tratamiento y complicaciones.

Esta definición subraya que no se trata solo de tratamientos «a la medida», sino de una transformación que permite anticipar, diagnosticar y actuar antes de que los síntomas se manifiesten.

¿Por qué es crítico para México?

Porque los países de ingresos bajos o medianos que no integren la medicina de precisión en sus sistemas de salud antes del 2030 están en riesgo de perder competitividad sanitaria.

Según March, “solo nos quedan cuatro años para incorporar a la medicina de precisión en el Sistema Nacional de Salud”.

El mapa de ruta: cómo México puede dar el salto

El proyecto de FunSalud, titulado “Plataforma para el Desarrollo de la Medicina de Precisión en México”, tiene tres fases y está a la mitad de camino.

Sus entregables incluyen un mapa de ruta con estrategias de organización, un futuro Centro Nacional de Medicina de Precisión— y la selección de pruebas factibles por área terapéutica.

Por ejemplo, ya se ha hecho un primer documento para cardiología, que abarca enfermedades cardiovasculares prevalentes como infarto, hipertensión y cardiopatía isquémica. El equipo ha identificado 80 pruebas de alta tecnología (ADN, ARN, biomarcadores, IA, IoT) y convocará a un «Task Force» de expertos para determinar cuáles aplicar en México, tomando en cuenta criterios de carga de enfermedad, prevalencia, decisiones clínicas e impacto terapéutico.

La idea es implementar intervenciones en todas las etapas de la enfermedad y, posteriormente, abarcar oncología, neurología, pediatría y otras patologías, con el fin de incrementar la cobertura de las principales causas de enfermedad y muerte en México.

Validación tecnológica: clave para confianza y eficacia

March afirma que, aunque hay tecnologías innovadoras, no basta con que existan: deben validarse para la población mexicana. Ejemplo: una plataforma de algoritmo para diagnóstico de infarto desarrollada en Japón que FunSalud está evaluando en pacientes mexicanos.

“La validación de las nuevas tecnologías depende de qué tecnología estamos revisando… Una tecnología de tomar fotografías de la retina… se puede hacer en un periodo de tiempo muy corto. También hay otras pruebas… que van a suponer… ahorros… en el financiamiento… del sistema de salud.”

Según March, parte del reto es evitar falsos negativos o resultados erróneos por falta de estandarización.

Actualmente, COFEPRIS no exige la validación para el registro de ciertas tecnologías en México, pero March anticipa que:

“muy pronto no serán optativas, sino obligatorias”.

Regulación y transformación digital: el otro gran bloque

El ámbito regulatorio también acompaña, aunque va con rezago. March lo comenta:

“No hay un capítulo de regulación de nuevas tecnologías… porque las nuevas tecnologías se incrementan exponencialmente…”

En lugar de crear una norma mexicana específica, la estrategia actual es la armonización de regulaciones internacionales mediante convenios que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios puso en marcha en los últimos dos años.

También es clave la infraestructura de salud digital: interoperabilidad, conectividad y ancho de banda. Tener un equipo de alta tecnología no basta si el hospital no tiene la conectividad necesaria. Además, la protección de datos y la ciberseguridad son esenciales:

“si hay una plataforma que utiliza la nube pero que no tiene los certificados de seguridad… pues realmente no es una plataforma confiable.”

March sitúa a México en un lugar intermedio:

“No puede ser tan rígido como la Unión Europea, pero tampoco tan laxo como… Brasil.”

Sensibilización, formación e inclusión: un reto humano

Otro eje fundamental que destaca es el cambio cultural. March reconoce que “todos los seres humanos tenemos resistencia al cambio”, y cuando se trata del personal de salud esto es aún más patente. Por ello, uno de los ejes del proyecto es la sensibilización y comunicación, acercándose a universidades, sociedades médicas, asociaciones de pacientes, autoridades y público en general.

La equidad también es una bandera: las nuevas tecnologías no deben quedar solo en los hospitales de élite o al alcance de quienes pagan de su bolsillo.

“Lo que estamos buscando… es democratizar estas pruebas, masificarlas, escalarlas… para que finalmente sean accesibles.”

En ese sentido, FunSalud trabaja para que el sector privado firme convenios con el público, con tabuladores específicos, para garantizar acceso universal.

Qué puede hacer una pyme o emprendedor: empujar desde abajo

Para quienes tienen una idea tecnológica en salud, March explica cómo acercarse a la fundación: si bien FunSalud no es financista directo de pymes, facilita becas en eventos, apoyo en concursos de emprendimiento, “retroalimentación a pymes” y vinculación con otras instituciones.

La clave, proyectos de mayor escala requieren equipos multidisciplinarios: parte experimental, otra comercial y otro capítulo de privacidad/ciberseguridad y políticas públicas.

Las instituciones tienen convenios con institutos nacionales de salud, gobiernos estatales y múltiples centros, lo que permite realizar protocolos con pacientes mexicanos en colaboración formal.

Retos a corto, mediano y largo plazo

March identifica como principal reto acelerar la implementación de nuevas tecnologías para el cuidado de la salud en México, de manera equitativa entre público y privado:

“Nosotros no somos autoridad regulatoria… somos un grupo, una ONG, que lo que queremos es mejorar la salud de los mexicanos… que los mexicanos tengan acceso a las nuevas tecnologías… y que este acceso sea equitativo.”

Reconoce que el volumen de propuestas que reciben los legisladores es enorme, lo que genera fatiga institucional, por lo que FunSalud busca integrarse como un nodo de coordinación.

A largo plazo, el reto es lograr que lo que hoy es ciencia de vanguardia sea rutina de salud para todos.

La medicina de precisión no es solo una promesa tecnológica, sino una ruta estratégica para adaptar el sistema de salud de México a un futuro inevitable. A través de regulación, validación, infraestructura digital, formación y sensibilización, y sobre todo equidad, se puede dar ese salto necesario.

FunSalud, con Santiago March a la cabeza de sus nuevos proyectos tecnológicos, apuesta porque ese futuro no sea solo para unos pocos, sino que se convierta en un acceso real para todos los mexicanos.

Como destaca March:

“Lo que estamos buscando… es democratizar estas pruebas, masificarlas, escalarlas… para que finalmente sea accesible.”

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