En México, casi un tercio de la población adulta padece Hipertensión Arterial (HTA), pero más de la mitad de los pacientes no son diagnosticados a tiempo, ya que no presenta síntomas al principio. Por esto se le ha denominado ‘la asesina silenciosa’.
Y es que un diagnóstico tardío de esta enfermedad puede afectar a la salud cardiovascular e incluso provocar complicaciones como insuficiencia cardíaca, que es altamente incapacitante y con alto riesgo de mortalidad.
Para hablar de este tema, en el marco del Día Mundial de la Insuficiencia Cardíaca, que se conmemora el 9 de mayo, se llevó a cabo el curso denominado ‘Insuficiencia Cardíaca en los Tres Niveles de Atención’, en el auditorio de la Academia Nacional de Medicina del Centro Médico Nacional Siglo XXI, donde diversos líderes médicos ofrecieron una visión integral de esta condición desde diversos ángulos.
Los expertos destacaron que la hipertensión arterial es la principal precursora para desarrollar insuficiencia cardíaca y que el estimado de personas que viven con esta enfermedad en México es de 30 millones de adultos, de los cuales seis de cada diez aún no han sido diagnosticados.
La HTA también incrementa los riesgos de infartos de miocardio, fibrilación auricular, accidentes cerebrovasculares, enfermedad arterial periférica y enfermedad renal crónica, por lo que ha sido denominada por la Organización Mundial de la Salud como una de las causas más relevantes para la muerte prematura en la población mundial. Así lo refirió el Dr. Juan Betuel Ivey Miranda, cardiólogo clínico, adscrito a la clínica de Falla Cardiaca y Trasplante del Hospital de Cardiología UMAE del CMN SXXI, IMSS.
Por otra parte, el Dr. Adolfo Chávez, presidente de la Asociación Mexicana de Insuficiencia Cardíaca, agregó que a nivel mundial hay un estimado de 64 millones de personas que padecen insuficiencia cardíaca, lo cual ha posicionado a la enfermedad como una pandemia de salud pública que crece rápidamente, debido a factores como el envejecimiento de la población.
“Tenemos que reconocer que la insuficiencia cardiaca sigue asociándose a una alta mortalidad y morbilidad, una mala calidad de vida y una menor capacidad funcional”, advirtió.
En la ponencia también estuvo presente el Dr. Genaro Hiram Mendoza, presidente del Capítulo de Insuficiencia Cardiaca de la ANCAM, quien dijo que México es un país en el que este tema es tan relevante porque alrededor de 18 millones de adultos que padecen HTA no han sido diagnosticados y por lo tanto no reciben tratamiento, lo cual dificulta el panorama de su salud.
“De acuerdo con estudios internacionales, la hipertensión arterial duplica el riesgo de insuficiencia cardiaca en hombres y lo triplica en mujeres, por ello es fundamental fortalecer en la población acciones de prevención primaria y secundaria que permitan un control adecuado de sus niveles de presión arterial para evitar o retrasar la aparición de problemas mayores en el corazón”, agregó.
Los expertos hicieron un llamado a la población para revisarse la presión periódicamente, ya que la Hipertensión Arterial en sus fases iniciales no presenta síntomas, así como a estar alertas ante la presencia de dolor de cabeza por las mañanas, sangrado nasal, ritmo cardíaco irregular, cambios en la visión o un zumbido en los oídos, ante los cuales deben acudir sin dudarlo a un chequeo médico para descartar esta enfermedad.
La prevención es primordial, ya que la Organización Mundial de la Salud ha estimado que cuatro de cada cinco personas con HTA no reciben un tratamiento adecuado. Sin embargo, si el panorama tuviera una tendencia contraria, para el año 2050 se podrían salvar alrededor de 76 millones de vidas, así como prevenir 120 millones de accidentes cerebrovasculares, 79 millones de infartos de miocardio y 17 millones de casos de insuficiencia cardíaca a nivel mundial.
Asimismo, los especialistas precisaron que hoy se cuenta con varias alternativas e innovaciones terapéuticas para que los pacientes puedan ser tratados de manera integral, independientemente de la fracción de eyección reducida o preservada.
Para finalizar, los ponentes hicieron énfasis en que parte del tratamiento incluye cambios en el estilo de vida del paciente, como una dieta saludable y baja en sodio, no fumar, evitar las bebidas alcohólicas, practicar actividad física regularmente y tener un control de enfermedades como la obesidad, las dislipidemias, diabetes tipo 2 o ERC.
Este curso se llevó a cabo con a la colaboración de la Academia Nacional de Medicina de México, la Asociación Nacional de Cardiólogos de México, la Federación Mexicana de Residentes y Especialistas en Medicina Familiar, la Asociación Mexicana de Insuficiencia Cardiaca y el Colegio de Medicina Interna de México.